ya no habrían primaveras perdidas,
solos mis ojos y tus osadías,
gran ritual de amor sin anomalía.
Sueño con ser pintor de plazuela,
para encontrar el color de tu sonrisa,
aunque la distancia viaje deprisa,
ama hasta que te duela.
Siembra de pan en tu corazón,
mostrando camino exacto,
brazada y locura hasta la tenazón.
Busco entre la muchedumbre,
tambor que redoble mi llanto,
ya que hoy solo queda, el eco de tu nombre.
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